Y la vida no es fácil, eso ya lo sabéis. No nos han enseñado a gestionar nuestras emociones y el sistema capitalista de consumo tampoco nos ayuda a disminuir nuestro estrés, nuestras frustraciones y la ansiedad constante que sufrimos por el “estado de deseo” en el que siempre estamos.
Por “estado de deseo” me refiero a un estado de constante demanda en el cuál estamos sumergidos y sumergidas. Siempre en contacto con lo que deseamos. (la pregunta eterna que nos hacemos con demasiada frecuencia: ¿pero qué quiero? ¿y qué quieres?) Para que cuando sabemos lo que queremos, vamos a satisfacerlo (por ejemplo: comer) y una vez satisfecha esa necesidad en seguida automáticamente ya estamos conectadas y conectados con la siguiente necesidad. Un ejemplo muy claro que suelo usar en psicoterapia: cuando volvemos de disfrutar de un viaje o de unos días en la montaña o de desconexión (re-conexión) automáticamente ya estamos pensando en el siguiente viaje, en el siguiente destino.
Me pregunto y os pregunto: ¿Llegamos a saborear la satisfacción de necesidades? Otro ejemplo muy cotidiano: acabamos de comer, en seguida pensamos en el postre, acabamos con el postre e inmediatamente ya estamos pensando en lo siguiente que vamos a hacer, y aún no ha terminado el día de hoy y ya estamos pensando en el día de mañana, y hemos acabado recientemente el mes de septiembre, estamos en octubre y ya estamos pensando en noviembre e incluso en las navidades!! ¿Sólo a mi me parece una locura o estamos realmente en un “estado de deseo” constante que nos lleva a una insatisfacción vital llena de inmediatez y liquidez?
Reconecto y os invito a que reconectéis a saborear cada uno de los momentos, a permitiros las “sobremesas” en todo lo que hagáis, permitiros estar en octubre y no en navidades, porque cuando lleguen las navidades vais a estar en fallas y ya casi otra vez en verano cuando este último ha pasado hace muy poco.
“El lugar es aquí, el tiempo es ahora, ahora y aquí, aquí y ahora”